Artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
«1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas».
¿Queda alguna duda de que no es negociable que los refugiados no pueden ser echados a ninguna parte? Por si queda:
Artículo 30 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
«Nada en esta declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.»
No es opcional. No se puede ni se debe hacer un uso torticero de las leyes. No vale aquello de que las leyes son para todos y todas sólo en el caso de Cataluña. No puede ser bueno tanto tejemaneje a la hora de interpretar una ley clara.
No es que no quepamos, esa es una de las múltiples leyes de barra de bar, es que no se hace espacio. Los refugiados que huyen de una guerra tienen derecho a ir donde sea que la guerra no esté, por lo tanto, allá donde vayan, quién sea tiene el deber de recibirles. No creo que quepa más debate. En cuanto a España, nuestra Constitución, tan evocada últimamente, afirma que los acuerdos internacionales aprobados en las Cortes pasan a ser parte de nuestro Ordenamiento Jurídico, ergo, son leyes que hay que respetar como si fuera cualquier otra.
En cuanto al deber moral, España es, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, el séptimo país que más armas vende del mundo, un 3% de las armas del mercado están fabricadas aquí. El segundo cliente es Arabia Saudí, como en el resto de la Unión Europea, cuyos clientes principales son el antes citado y Emiratos Árabes, ambos países muestran una total negligencia con el Daesh y, de hecho, varias posturas de la doctrina internacionalista miran a estos Estados como patrocinadores del grupo terrorista. No es exagerado pensar que, de alguna forma, los refugiados forman parte de las consecuencias de nuestro comercio.
Finalmente, debemos mirar con más recelo a nuestra diplomacia, una vez más, la Unión Europea se ha equivocado. Al-Asad no es ningún santo, pero los rebeldes finalmente han sido unos terroristas a los que Estados Unidos vendió armas (esto lo reconoció Hillary Clinton). Lejos de apostar por el diálogo y la diplomacia real, Occidente apostó por desestabilizar una vez más la zona, con un resultado que, de nuevo, se le ha ido de las manos.
Recuerdo una de las historias que Sebastián de la Obra nos contó en Córdoba un 5 de junio -a las 5 en punto de la tarde- en el que presentábamos nuestro primer número impreso de secretOlivo: Hay un grupo musulmán que cuando un refugiado llama a la puerta se sienten obligados a abrirla, pues no es un refugiado, sino una oportunidad que da Allah para mostrar bondad. Recordando esta historia creo que no es una cuestión legal, ni económica, sino lo que articula ambas: Me parece que nuestra falta de empatía es una cuestión cultural, simplemente, no nos entra en la cabeza que tengamos que acoger a nadie.
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