Pata Negra “Blues de la frontera” (NUEVOS MEDIOS, 1988)
Decía Carlos Lencero que el blues es un palo flamenco más. El letrista de Camarón, Remedios Amaya y Diego Carrasco retrató con Ricardo Pachón el alarido de la Sevilla profunda del polígono en estos textos. Es el cénit de la infortunada deriva de los dos mayores de los ocho hermanos Amador. Se juntaron los astros. El audaz disquero Mario Pacheco vislumbró los canales del nuevo flamenco, esbozado antes en “Veneno” y “Guitarras callejeras”. El título lanza un guiño a su admirado Diego del Gastor, el guitarrista de Morón de la Frontera. La correlación entre el blues y el flamenco estaba ya totalmente asumida. Raimundo y Rafael crean un enorme muro, lo saltan y arrastran al público con ellos. Beben de los maestros del toque, pero también —de manera impúdica— de Django Reinhardt. Actuaron en París y Nueva York. Lo editaron en Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Nadie volvió a superar la hondura y la inspiración de piezas como ‘Yo me quedo en Sevilla’ o ‘Pasa la vida’.
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