Música

¡Barco a la vista!

¡Barco a la vista! (Poesía en Resistencia)

En 1935 Rafael Alberti y María Teresa León hicieron su primer viaje a Estados Unidos, Cuba y México en una misión del Socorro Rojo Internacional -una especie de Cruz Roja que se disolvió en 1942- para denunciar la represión contra los mineros de la revolución en Asturias en 1934 y buscar ayuda para las víctimas de la política del bienio negro (o conservador) de la II República española.

Después de varias semanas en Nueva York, el matrimonio llegó a La Habana el 16 de abril, su primera visita a Cuba a menos de un mes de la fallida huelga general contra la dictadura militar impuesta por Fulgencio Batista en enero de 1934 (en connivencia con el embajador estadounidense Jefferson Caffery). Cuba, que un año antes se había librado de Gerardo Machado, volvía a sufrir un gobierno que suprimió las garantías constitucionales mandando a miles de presos políticos a las cárceles.

El régimen de Batista, muy bien retratado junto a la mafia americana en la tercera parte de El Padrino, se cebó con el consejo de dirección de la revista Masas (órgano de la Liga Antiimperialista de Cuba) y entre los detenidos, todos, se encontraban el escritor Juan Marinello, el crítico teatral José Manuel Valdés  o el poeta Regino Pedroso.

Rafael Alberti conocedor de la dura realidad que vivía por entonces Cuba compuso durante la travesía marítima hacia La Habana -en el vaporcito Siboney- un poema titulado ¡Barco a la vista! (Estrecho de Florida).

Este poema forma parte, junto a otros versos de Cernuda, Machado o Miguel Hernández, de Poesía en Resistencia, el primer elepé de Emiliano Domínguez Zapata, un disco personal y muy elaborado donde el músico sevillano, además de firmar las composiciones musicales y los arreglos, pone la voz, la percusión, las guitarras (eléctrica y acústica) y el piano… Diez temas con los que Emiliano llama a la resistencia a la par que se presenta como un músico comprometido mostrando su calidad y escapando de etiquetas mientras aúna dos de sus pasiones; el rock y la poesía, y siempre con el Sur como concepto.

De pronto, por el mar, sube y baja un sonido
un débil silabeo de garganta cortada
Un son, un eco turbio de cuerpos divididos
de párpados, de lenguas, de pulsos y de nada

Signos de nuevos crímenes se escuchan en el viento
y la sangre parece que intenta ser bahía
y que la mar estudia rodar con otro acento
y cosechar la tierra más muerte todavía.

Era triste ir bajando solo oyendo hendiduras
relámpagos de hachas y un abrir y cerrar
la vida era la muerte y el resto cerraduras
y vi una cruz gamada ensangrentando el mar.

Tono Cano
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