Raíces

Salvochea y Del Álamo

Entierro en Cádiz de Fermín Salvochea

Salvochea y Del Álamo, páginas arrebatadas que reverdecen en el momento adecuado

Nos encontramos en un tiempo crucial para Andalucía. Se ha abierto una ventana histórica, la enésima oportunidad para terminar con la explotación y el desfalco masivo que llevamos sufriendo desde que conocemos esta tierra tal y como es ahora, heredera de todas las culturas que nos han precedido y que han forjado nuestra propia identidad colectiva. Esta oportunidad nace de la situación que sufrimos en la actualidad, que comparándola a otros territorios que se encuentran en situaciones parecidas de saqueo y extorsión, lugares donde se pelea por generar una diferencia significativa, aunque no siempre se consigue. Me viene a la cabeza el pueblo griego, cuyo gobierno acaba de aceptar el tercer rescate o aumento de la deuda con los poderes financieros internacionales, tras haber dado el pueblo a través de referéndum una clara indicación de la defensa del planteamiento original en la negociación con el Eurogrupo, los estados del Euro, detrás del que estaban el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo, decisión que les haría menos dependientes de éstos poderes antidemocráticos y neocolonialistas ya bien conocidos.

No quiero escribir éste artículo como algo frío ni derrotista, pero lo cierto es que en general son tiempos oscuros. Me gustaría exponer un par de datos significativos para que nos hagamos una cierta idea sobre lo que hay a mano en las calles de nuestros pueblos, sin tener que recorrerlos uno a uno. Grecia tiene una tasa de pobreza del 42,41%. La de Andalucía es del 57,4%. La población griega sufre una tasa de desempleo del 25,6% (11 millones de personas) y la andaluza es del 36,4 (8,6 millones de personas). Son datos de ELSTAT y del INE. Que nos encontramos en una de las horas más críticas de la historia de Andalucía es evidente, que hay una ocasión única para erradicar privilegios, quizá también. Lo que creo que es más difícil de observar es que existen coincidencias en los tiempos que vivimos y los que se remontan a un arco que está entre de unos 160 y unos 76 años atrás.

Lo que hoy en día llamamos redes clientelares no es más que la evolución técnica y burocrática del caciquismo, la diferencia es que ahora se reparten el pastel entre políticos corruptos, terratenientes, empresarios corruptores, fondos buitre internacionales y especuladores financieros. Incluso algunos de los actores de estos dos tiempos mantienen líneas de consanguineidad: muchos aún ostentan títulos nobiliarios. Ya hemos vivido experiencias en las que las cosas no han salido bien, la mayoría de las veces a causa de la represión militar. Hoy en día, por suerte, las batallas no se pelean con rifles y la represión a escala física no es tan demoledora. En nuestros días se juega con el poder del absolutismo mediático, utilizando principalmente el miedo a la ausencia de recursos básicos, alimenticios, farmacéuticos, habitacionales, sanitarios o educacionales. Hoy las balas están elaboradas de información, una información que aunque cada día es más accesible para quien la quiera buscar, también es más complicado extirparla del ruido que estos medios generan y de la propaganda con la que impregnan y arrasan casi toda la ética social que se intenta construir desde múltiples espacios.

Por ello, más importante hoy que nunca, es repensar la forma en la que realizamos la transformación social; en Andalucía tenemos una larga lista de referentes en las diversas personas y hechos que han existido y acontecido a lo largo de nuestra historia contemporánea, tanto a través de los cambios institucionales como en los casos de las luchas ejercidas desde fuera del sistema. Al fin y al cabo, tras este lapso franquista y postfranquista no nos han llevado a un fin muy distinto, particularmente en los espacios políticos, habitacional y laborales. Sin embargo, en los espacios sanitarios y educativos todavía podemos defender algunos de los éxitos y conquistas más remarcables de las últimas décadas, éxitos colectivos que aún no se han privatizado del todo.

Pero lo que realmente me ha llevado escribir estas palabras es la firme convicción que siento al respecto del siguiente asunto: Terminar el expolio y el abuso de autoridad que en nuestra tierra se lleva sufriendo desde que la conocemos tal y como hoy es, no será viable sin reapropiarnos de los significantes históricos que nos han precedido y adaptarlos al contexto presente. Es lo que Deleuze y Guattari llaman reterritorializar. Recuperar los mejores ejemplos de nuestros valores culturales, particularmente de los que desafiaron al poder establecido de forma más incisiva para transformar la sociedad, al tiempo que les agregamos a éstos valores unos vectores que se confundan con la cultura de estos nuevos tiempos, mezclándolos con otros conceptos e ideas que puedan acentuar los atractivos. No es un trabajo a realizar sólo en el campo de la política, también lo es en las artes plásticas, la literatura, la música, la cinematografía, la televisión o la prensa. Es un trabajo puramente creativo, un llamamiento a reencontrarnos a nosotros mismos para reconfigurarnos desde lo personal a lo colectivo, convirtiéndonos así en vanguardia de la transformación social contemporánea de Andalucía.

Este es el desafío y muchos de los actores sociales que así lo entienden parecen haberlo interiorizado y asimilado para llevarlo a cabo, sabiendo que la conquista se hace metro a metro, segundo a segundo y que el camino es largo y plagado de intereses contrarios. Por falta de ejemplos no será; donde hubo cantonalismo, hoy encontramos interpretaciones de municipalismo libertario y donde hubo federalismo debemos encontrar el homólogo que aporte la fuerza suficiente para ejercer un cambio significativo que conecte con las masas de nuestros territorios. Sin olvidar que asaltar las instituciones a través de procesos electorales significa adaptarse a sus leyes electorales y al juego de muchos de los medios de comunicación, que también ponen sus trabas.

Rafael Pérez del Álamo
Rafael Pérez del Álamo

Salvochea y Del Álamo venían de diferentes situaciones, ambos militaron en la AIT. Salvochea lo fue de la Internacional de Saint-Imier, la asociación que formó Bakunin tras el intento de formar la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, una organización anarquista fundada el 25 de septiembre de 1868 por éste en Ginebra y que pretendía convertirse en el núcleo dirigente de la Primera Internacional, pero a la cual, el Consejo General, de mayoría marxista, se opuso en el Congreso de La Haya de 1872 y donde lograron que fueran expulsados Bakunin y sus seguidores “antiautoritarios”. Del Álamo militaba desde mucho antes en la federación española de la Primera Internacional, la FRE-AIT. Ambos militaron en la Primera Internacional, y en aquellos días en Andalucía no había ninguna diferencia. Esta organización es en la que todos los trabajadores estuvieron unidos y la que probablemente consiguiera los cambios más significativos en las luchas populares de toda la historia, no sólo porque no tuvieran nada que perder, también porque se mantuvieron articulados en sus estrategias, al tiempo que las mutaban permanentemente. Han pasado casi 150 años y los retos son distintos en sus formas y tácticas, pero no debemos olvidar que no son tan diferentes en sus fondos, salvando las distancias que podemos encontrar en las varias críticas posmarxistas. Hagamos un poco de historia sobre la lucha obrera andaluza.

Tras los sucesos de Utrera y El Arahal de 1857, durante el reinado de Isabel II, se desarrolló en Loja, en el verano de 1961, la Revolución Campesina del Pan y el Queso, realizada en coordinación a otros pueblos de Granada, Córdoba y Málaga. Podemos conocer el hecho sobre aquel primer movimiento campesino de envergadura en la historia contemporánea de Andalucía de primera mano, gracias a que el propio Rafael Pérez del Álamo escribió “Historia de dos Revoluciones Andaluzas,” donde cuenta, al igual que otras fuentes comparadas así lo reconocen, que consiguió movilizar entre 10.000 y 30.000 campesinos a los que se les intentó imprimir un carácter republicano-democrático al tiempo que realizaban la revolución. Finalizada la revuelta se procesó a los líderes, fusilándose, según datos oficiales, a ciento dieciséis de ellos -aunque Pérez del Álamo había conseguido huir a Madrid- mientras que unos cuatrocientos fueron deportados.

Al año siguiente fue amnistiado y confinado a Arcos de la Frontera (Sierra de Cádiz), donde funda el Centro Obrero y la Fraternidad Obrera, hermandades de trabajo mediante las que los obreros en paro reconstruían edificios en ruinas para sorteárselos entre ellos o los vendían y repartían su importe. En febrero de 1873 se proclama en Madrid la Primera República. Tras dos intentos de Golpe de Estado por parte de los liberal-conservadores dirigidos por Cristino Martos, el segundo de ellos con ayuda monárquica, la República se acabó declarando como Federal en marzo, siendo presidente el “centrista” Pi i Margall, en el argot del Partido Republicano Democrático Federal. Pero el proyecto acabó encontrándose con la espantada de muchos de sus compañeros de partido, ya que en primer lugar, su sector quería organizarla desde arriba hacia abajo, primero la Constitución Federal y después la Organización de las Federaciones y Cantones. El propio Pi i Margall había defendido esta forma de organizarse, de abajo hacia arriba, y acabó dimitiendo. La revolución cantonal sólo se desarrolló en la mitad sur de la península, ya que en la mitad norte estaban aún metidos en la Tercera Guerra Carlista, uno de los motivos que llevaron a la abdicación de Amadeo de Saboya y la declaración de la propia República. Al declararse la Revolución Cantonal, Nicolás Salmerón asume la presidencia del gobierno.

Fermín Salvochea nació en Cádiz en 1842, sus padres tenían dinero, su madre era prima de Mendizábal. Su padre lo envió a estudiar Comercio e Inglés a Londres y Liverpool, allí pasó cinco o seis años. Recibió influencias de Robert Owen, de principios socialistas utópicos y cooperativistas, que promulgaba ataques contra la propiedad privada. También entabló amistad con Charles Bradlaugh, que le aportó ideas anticlericales y ateas, así como recibió influencias de Thomas Paine, difusor de los principios de la Revolución Francesa, hombre de acción e internacionalista. Paine fue uno de los impulsores de la independencia de los Estados Unidos de América y de él Salvochea tomó como lema de su vida su célebre frase: «Mi patria es el mundo, mi religión hacer el bien, y mi familia, la humanidad«.

Fermín Salvochea
Fermín Salvochea

Cuando en 1861 volvió a Cádiz, intentó alistarse al ejército, pero muy a su pesar su padre lo impidió. En los registros figura como vocal del Comité Democrático donde Buenaventura Abárzuza ostentaba la vicepresidencia. Éste, como liberal, repudiaba las ideas socialistas. Salvochea, héroe de La Gloriosa de 1968 como comandante de uno de los Batallones de Voluntarios de la Libertad de Cádiz fue amnistiado al año siguiente a esta revolución, para justo después poner rumbo a la Sierra de Cádiz con la intención de organizar partidas contra el gobierno provisional de carácter liberal.

En esa época estuvo en contacto con Del Álamo, pero éste no quiso poner en riesgo lo organizado en Arcos, así que no se involucró en las partidas de guerrilleros que fueron derrotadas por las tropas del gobierno provisional. Salvochea se refugió en Gibraltar hasta que en 1871 se promulgó la amnistía general del reinado de Amadeo de Saboya -cuyos promotores querían mostrarlo al pueblo como alguien agradable, algo que no consiguieron- y volvió a Cádiz. En el periódico obrero catalán “La Federación” se hace una lista de los activos más decididos del Partido Republicano que se han adherido a la Internacional. Salvochea aparece en esta lista. Anselmo Lorenzo, conocido como “el abuelo del anarquismo español”, miembro de la Alianza de Bakunin y uno de los futuros fundadores de la CNT visita Cádiz y ambos se conocen.

La plaza de Isabel II desde el Ayuntamiento de Cádiz a finales del siglo XIX
La plaza de Isabel II desde el Ayuntamiento de Cádiz a finales del siglo XIX

Tras declararse la I República, en las elecciones municipales de marzo de 1873, Salvochea es elegido concejal. Hay una votación entre los concejales para elegir alcalde y el resultado fue el siguiente; Fermín Salvochea, 31 votos, Francisco Manuel Paúl y Picardo, 1 voto, muy probablemente el del propio Salvochea. El público que asiste al salón de plenos aclama el resultado. En los meses que ejerció de alcalde la actividad fue frenética. Las prácticas del alcalde eran realmente radicales. Cada día por la mañana, dejaba en libertad a los detenidos del día anterior. En el Ayuntamiento se aprobó sacar a subasta la Custodia del Corpus, varias toneladas de plata que hoy en día se encuentran en la Catedral de la ciudad y se saca en procesión el día correspondiente del calendario católico. Con la venta de ella se pretendían comprar 4.000 fusiles Remington. La custodia salió a subasta, pero nadie llegó a pujar el precio de salida. Armó a las milicias ciudadanas y estableció un plan de enseñanza para organizar escuelas para niños, así como ateneos. Derribó el convento de las agustinas de Nuestra señora de la Candelaria y en su lugar construyó la actual Plaza de Candelaria, donde hoy se encuentra un busto suyo en el suelo que llega a la altura de las rodillas. En el centro de la plaza hay una estatua a Emilio Castelar, que nació en una casa adyacente. El derribo le supuso fuertes enfrentamientos con sociedades católicas y con el obispo, que emigró a Chiclana durante una larga temporada. Esta medida también provocó una protesta del cónsul de Estados Unidos. Prohibió la enseñanza de la religión en las escuelas municipales, cambió el nombre de los santos por nombres laicos y se daban clases también en festividades religiosas, exceptuando los domingos.

Se cambia el nombre de “Cementerio católico” por el de “Cementerio municipal” y desaparece la capilla. Ordena suprimir las imágenes que no estén dentro de las iglesias. El día 8 de mayo hay una huelga en Cádiz. Los obreros pedían mejoras salariales y reducción en las horas de trabajo. Todas las demandas son concedidas. Se ausenta de Cádiz unos días en dirección a Chiclana para tomarse un descanso en baños minerales de Fuenteamarga. Cuando el día 21 vuelve, la población le recibe con júbilo y doblando las campanas del Ayuntamiento y la Catedral; las muestras de cariño de la gente eran tremendamente efusivas.

En la madrugada del 19 de julio de 1873, Fermín Salvochea recibe un telegrama de Sevilla en el que le comunican que se ha proclamado el Cantón Federal Libre e Independiente de Sevilla, lo que pone en conocimiento de los gobernadores civil y militar. El Gobernador Civil cede su mando al Alcalde Salvochea, mientras que el Brigadier Don Pedro Eguía se suma al movimiento. Según relató el cónsul de Estados Unidos en la ciudad, en el informe que envió a su gobierno calificando lo sucedido como «una auténtica revolución», el cantón de Cádiz se proclamó nada más conocerse que se había formado el Gobierno de Salmerón.

Se forma el Comité de Salud pública con varias comisiones. Preside las de “Guerra, organización, propaganda y defensa” y “Gobernación”. Se disuelve la Diputación Provincial, se suprime la lotería oficial, las contribuciones de tabaco y de consumos. Se incautan los bienes del Estado. Se decreta la separación de Iglesia y Estado y la abolición del culto externo. Se prohíbe la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Desaparecen las asociaciones religiosas basadas en el celibato y se autoriza a los municipios para incautarse de sus edificios. Se trasladan los archivos religiosos o parroquiales que se incorporan a los archivos de registro civil. Desaparecen las “quintas” militares, se licencia a los soldados que no quieran continuar en el ejército y se sustituyen por voluntarios. Se suprimen los impuestos por consumo de carne, las tasas por el resto de artículos alimenticios, los alquileres de los puestos del mercado de la Plaza de la Libertad y el desestanco del tabaco y de la sal, la voz Ave María a las 12 del mediodía y el canto de las horas por los serenos. Se establece la libertad de cultos, la de enseñanza pública, la de imprenta y las de reunión, asociación y comercio. Se nombran patrullas de vecinos para atender la seguridad pública. Se hacen obras públicas para dar empleo a los gaditanos.

El general Pavía ocupó el Cantón de Sevilla el día 30 de Julio y se dirigió a Cádiz para disolver el cantón de esta ciudad. Se pacta por parte del Cantón de Cádiz la entrega de las armas para evitar un derramamiento de sangre y se hace efectivo ante un grupo de cónsules. El 4 de Agosto es arriada la bandera roja del cantón. Cuando el general Pavía entra en Cádiz, Salvochea estaba en lugar seguro con posibilidades de entrar en Gibraltar, pero sabiendo que muchos de sus amigos habían sido detenidos, se entrega voluntario para compartir suerte con ellos. Salvochea es detenido y llevado a un consejo de guerra que lo condena a 20 años de prisión, pero el Tribunal Supremo posteriormente lo condenaría a cadena perpetua.

Salvochea pasó varios meses en la cárcel de Cádiz. Tras un viaje en tren hasta Málaga, lo embarcan y pasa los siguientes nueve años rotando entre los presidios del peñón de La Gomera, el de Monte Hacho en Ceuta, el de las Islas Chafarinas y acaba de nuevo en el de La Gomera. En 1882 es el único preso de la Revolución Cantonal que aún permanece en la cárcel. Decide fugarse. Para ello falsifica la firma del jefe de guardia y el sello de la comandancia y con la ayuda de un conocido, se fuga a un pueblo que se llamaba Benibitriaga. De allí parten hasta Tetuán llevando Salvochea él mismo el timón de la barca y cuatro rifeños los remos. Desde Tetuán llega a Gibraltar y de allí embarca a Marsella. Llega a París donde estuvo 15 o 20 días. A mediados de abril viaja a Londres a visitar a un amigo, probablemente Charles Branlaugh. Desde Inglaterra, Salvochea viaja a Portugal y se establece en Vila Real de Santo António. Se produce un estallido republicano en Badajoz y Salvochea es detenido. Pasa tres días en la prisión de Vila Real, después lo trasladan a la de Faro. Protesta contra las autoridades portuguesas y consigue que le den un pasaporte para Mesina. Desembarca en Orán, en Argelia, y después va a Nemours, cerca de Marruecos. Vuelve a Orán y después a Tánger donde se encuentra con su madre.

En 1883 Muere Alfonso XII y termina el largo presidio de Salvochea, siendo amnistiado. Vuelve a Cádiz, donde edita el diario “El Socialismo” en la Imprenta La Constancia, de publicación quincenal. Se publicó hasta 1891 y en su última etapa lo subtituló como “quincenario comunista anarquista”. Él era el único redactor, aunque la mayor parte de la información consistía en traducciones de varios revolucionarios, sobre todo de Kropotkin. En 1883 Andalucía dispuso de un primer Estatuto con rango de Constitución Federal de los Cantones Andaluces, firmado en Antequera, que no pudo ser viable porque, entre otras cosas, la fecha de redacción coincidió con la nefasta represión obrera de aquel mismo año. Esta Constitución Andaluza nace en las mismas circunstancias que el Pacto Autonomista Catalán, y es asumido en su integridad por los andalucistas históricos en la Asamblea de Ronda de 1918. También se respetó como base autonómica para la redacción del Estatuto de 1933, de nuevo a punto de estar vigente en la II República, y de nuevo impedida su puesta en práctica por el golpe fascista de 1936, junto con la gramática del andaluz de Blas Infante, lo que impide que en la actualidad el andaluz sea considerado como una lengua.

En 1886 los republicanos de Cádiz le proponen a Salvochea ser candidato a la elecciones pero él declina aceptarlo porque “no espera ya nada de la política” y cree que “no hay otro camino para llegar a la emancipación de los trabajadores que la transformación de la propiedad individual en colectiva para evitar la explotación de clase y la lucha de todos contra todos”. En 1890 consigue que los trabajadores de Cádiz se integren en las filas internacionalistas y lo van haciendo por gremios: pintores, albañiles, ebanistas, zapateros, etc. Creó, junto al periódico, la Biblioteca del Trabajador donde publica diversos textos de Kropotkin. Las relaciones entre él, revolucionario ateo y su madre, religiosa, continúan siendo cercanas, a pesar de las diferencias. Organiza en Cádiz la primera manifestación obrera del Primero de Mayo en la calle Barquillas de López. Y los manifestantes recorren toda la ciudad. Intervienen varios oradores y Salvochea cierra el acto. Defendió una huelga general indefinida por lo que seguía siendo un personaje absolutamente peligroso para las autoridades.

En 1890 prepara de nuevo los actos del Primero de Mayo con asistencia de 200 afiliados. Salvochea propone la huelga general hasta conseguir la jornada de 8 horas. Y convoca la manifestación de ese año en la Plaza de San Antonio que reuniría a unos 3.000 manifestantes. El 24 de Abril, es detenido junto a otros dos compañeros. La autoridad gubernativa coloca un bando amenazando a quienes puedan asistir a la manifestación del Primero de Mayo, pero los trabajadores se fueron concentrando ese día en la Plaza de San Antonio. La autoridad reprime la manifestación, detiene a varios trabajadores y cierra el Centro Obrero. A Salvochea lo entrevistan en la cárcel. Escribe el ensayo “La cárcel por dentro” donde describe la vida en la cárcel. Un fraile dominico interesado en conocerle, lo visita en la cárcel. El 23 de agosto estalla un petardo en la Alameda y le echan la culpa a Salvochea, que sigue en la cárcel. Sale poco después y en “El Socialismo” denuncia a quienes habían colocado el petardo porque podía haber provocado la muerte de inocentes. Después de varios incidentes durante su estancia en prisión por una visita del presidente de la Audiencia y otras posteriores, Salvochea quedó puesto en libertad.

En marzo de 1892 se celebró el juicio por los sucesos de la manifestación del Primero de Mayo. Salió de la cárcel hacia la audiencia y por el camino fue aclamado por muchos con gritos de ¡Viva Salvochea! y ¡Viva la Anarquía! Hubo incidentes en la puerta de la audiencia. Salvochea fue declarado absuelto con los demás acusados.

El mismo año, un grupo de unos 500 campesinos marchan con hoces, pistolas, escopetas y herramientas sobre el centro de la ciudad. Esta marcha no tuvo la aprobación de la Comisión Federal ni de la Federación de Cádiz. Salvochea se opuso tajantemente porque pensaba que era un disparate. Hubo enfrentamientos entre la guardia y los campesinos, y dos de ellos fueron heridos. Ante la fuerte represión éstos tienen que salir de la ciudad huyendo. Hay más de 200 detenidos. Los militares ordenan llevar a Salvochea a Jerez para interrogarlo. Pero él seguía en la cárcel preso, ni había dirigido la revuelta, ni había participado. Estos sucesos se producen en el contexto de la que hoy es reconocida por casi todos los académicos como la operación de bandera falsa La Mano Negra, una forma ya bastante conocida de represión y generación de conflictos militares como por ejemplo el caso del Maine en la Guerra de Independencia de Cuba, por no mencionar casos más recientes, como el que se vio recientemente en la protesta del 25 de Septiembre de 2012 Rodea el Congreso. En agosto de 1892 es trasladado a la cárcel de Jerez donde es interrogado con terribles provocaciones lo que hizo que Salvochea se encerrara en un gran mutismo y no dijera palabra. Deciden mantenerlo en prisión 6 meses.

A finales de agosto tiene lugar el segundo juicio de Jerez en la capilla de la cárcel sobre los sucesos de los campesinos de Jerez. Salvochea fue condenado a 12 años como inductor -estaba en la cárcel de Cádiz- de dichas revueltas. Salvochea se niega a firmar la sentencia. A finales de enero de 1983, la Audiencia de Cádiz dicta auto de sobreseimiento por desacato a la autoridad judicial. En Febrero, es el juicio por los petardos. Después de intensos interrogatorios, todos los acusados, también Salvochea, son declarados inocentes. A mediados de noviembre es llevado a la cárcel de Valladolid. Antes de llegar a su destino, para en Madrid y está varios días en la cárcel. Cuando llega a Valladolid le obligan a ir a misa. Se niega y lo meten en una cárcel de castigo, en un subterráneo. Allí no puede más e intenta quitarse la vida cortándose la vena femoral. La humedad del calabozo congela la sangre y detiene la hemorragia. Los vigilantes lo encuentran exánime. En la enfermería se niega a tomar cualquier alimento. Le ofrecen una plaza de escribiente, pero la rechaza y prefiere trabajar en la enfermería. Aprovecha para estudiar árabe y fonética. Pasa hambre, cinco años en la cárcel de Valladolid. En 1898 es trasladado a los penales de Valencia y de Burgos, donde convive con los presos anarquistas catalanes. Estudia astronomía.

En 1899 es amnistiado. En abril vuelve a Cádiz. 5.000 personas lo esperan en la estación para recibirle. Quisieron llevarlo a hombros, pero se opuso. Al llegar a su casa, se asoma a uno de los balcones acompañado de su madre para saludar a los congregados y grita: “¡Viva la revolución y lo que ustedes saben!”. Retoma los contactos con el obrerismo local. Conoce a Pedro Vallina que estudia medicina en Cádiz. Se traslada a Madrid en 1901 al quedarse sin recursos propios. Allí recibe apoyo de conocidas personalidades. Lerroux le ayudó a poder tener un pequeño gimnasio y le dio trabajo en su periódico. Vive en Cuatro Caminos y después se cambia al centro. Una familia obrera le cede dos habitaciones en lo más alto de su piso en la Calle Zorrilla, detrás del Congreso. Tenía una cama, una mesa, una silla y una percha. Había perdido todos los libros y papeles. Comía a base de queso, carne cruda a veces y fruta. Escribía a diario una postal a su madre. Trabajó en “El Heraldo” de Lerroux, después “Heraldo de Madrid”, después “El Liberal”, normalmente como traductor. En el republicano “El País” aparecen escritos suyos, autobiográficos. La mayor parte de sus escritos aparecen en La Revista Blanca.

La presencia de Salvochea en Madrid contribuye a que aumente la influencia del anarquismo en la capital. Se convoca un Congreso para reorganizar la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Asisten delegados de toda España representando a 50.000 afiliados. La delegación de la provincia de Cádiz se hace notar y proponen y consiguen la huelga general para la jornada de 8 horas. La policía los detiene, pero ante las protestas en Cádiz y Sevilla, los dejan en libertad. El 29 de noviembre de 1901 muere Pi i Margall, Salvochea dirige la comitiva fúnebre con la intención de llevar el féretro hasta la Puerta del Sol y después por los barrios populares de Madrid. Hay enfrentamientos entre la policía y la muchedumbre. Intentan detener a Salvochea, pero sus amigos lo impiden, aunque no pudieron llevar finalmente el féretro por los barrios obreros. Detienen a su íntimo amigo Vallina, acusado de un atentado contra Alfonso XIII y Salvochea inicia una campaña para que quede en libertad. Organizó un gran mitin en el que hablaron Salmerón hijo, Barriovero y él mismo. Estuvo presente Ramón Cala. Los detenidos permanecen en prisión durante seis meses. Pero Vallina debe seguir aún. Salvochea teme que su amigo pueda estar varios años en prisión, consigue entrevistarse con Canalejas y se decide que Vallina abandone Madrid. Salvochea le aconseja que salga de España y vaya a Tánger, pero él prefiere París. Ese fue el último momento que estuvieron juntos. A finales de Noviembre regresa a Cádiz ante la enfermedad de su madre.

Es amnistiado. Su salud está bastante mermada por todo lo sufrido en los presidios. Se sigue reuniendo en el domicilio de sus compañeros. Cuando su amigo Benot volvía en verano a Cádiz, se bañaban en el mar. En este tiempo, retoma sus trabajos como comercial y representa una casa de vinos: Bodegas Hijos de Agustín Blázquez. Con esos ingresos y el de sus colaboraciones literarias, contribuye al sostenimiento de sus gastos y a los de su madre, Pilar Álvarez. Es invitado por el alcalde a la inauguración de la estatua de Castelar en la Plaza de Candelaria, pero declina el ofrecimiento. Dice que no hay que gastar dinero en monumentos cuando hay tantas necesidades entre los pobres. Además criticaba a Castelar por su actitud negativa durante el final de la I República. En esta época compagina su trabajo con la acción militante.

Acude a Madrid a declarar en el proceso abierto en 1903 por el hallazgo de dinamita en el Centro Obrero. Traduce y escribe el prólogo de la obra de Luisa Michel “Historia de mi vida”. Prepara la versión en castellano de “La próxima revolución”. Es acusado de un delito de imprenta y se refugia en Tánger, donde García Abriens le brinda hospitalidad cediéndole una habitación. Desde allí sigue con sus traducciones y colaboraciones. Se sigue bañando a diario. Deja allí una huella profunda en la población tangerina que años más tarde le dedica una calle en su nombre. Durante su estancia en Cádiz se incorporó a la comisión a favor de la escuela laica, frecuentando el Círculo de Hierros y Metales y el Centro de Extramuros. A lo largo este año y durante el siguiente, escribe Blasco Ibáñez su novela «La Bodega» basada en la vida de Fermín Salvochea con el seudónimo de Fernando Salvatierra.

Muere en Cádiz el 27 de Septiembre de 1907 en la actual plaza de Argüelles. Aunque el parte médico decía que había fallecido por “meningiomielitis aguda”, el doctor Menéndez le contó a Pedro Vallina que murió como consecuencia de haberse caído de la mesa donde dormía, su cama, larga y estrecha, se la había dado a un pobre que no tenía y como consecuencia de aquellas heridas en la columna vertebral, murió. Vallina contó que el doctor Menéndez era hombre formal y pariente de dos buenos amigos suyos, los doctores Antonio y José Menese, éste último profesor de Pediatría en la Escuela de Medicina de Sevilla. Aunque en un primer testamento donaba su cuerpo para la investigación de la ciencia, después fue anulado y se manifestaba el deseo, en el segundo, de ser enterrado bajo tierra, sin caja y sin nombre. A su entierro asistió una gran multitud bajo una intensa lluvia. Gentes de todas las clases sociales y todas las ideologías asistieron a despedirlo, se calcula que unas 50.000 personas.

Salvochea es muy respetado entre los cristianos de base obrera que conocen su vida. Esto se debe al respeto que siempre tuvo hacia las creencias religiosas de cada uno a pesar de ser ateo convencido y promover el laicismo radical durante toda su vida, además de ponerlo en práctica como Alcalde de Cádiz, así como la libertad de culto. Sin ir más lejos, José María González, Kichi, actual Alcalde de Cádiz, tiene gran admiración por el personaje, como profesor de historia y antiguo militante de las JOC que fue, aunque recientemente se declarase ateo y abiertamente a favor de la separación de Iglesia y Estado. El día que recibió la investidura, Salvochea apareció en la prensa generalista de masas, a causa de que Kichi sustituyó el Retrato de Felipe VI por un retrato de éste en su despacho personal del Ayuntamiento, renovando el interés por la figura de éste imprescindible de la historia gaditana.

(Gracias a Silvia L. Gil, que escribió “Por un feminismo no sólo hegemónico”  de Vidas Precarias en DiagonalBlogs, por ser una gran inspiración a la hora de realizar la introducción de este artículo y su decidido apoyo para que lo escribiera.)

Bibliografía:

· Síntesis de la Biografía de Fermín Salvochea, Juan Cejudo Caldelas 2006, basada en: “Fermín Salvochea, República y Anarquismo” de Fernando Puelles. Imprenta Galán. 1984

· “Breve biografía de Fermín Salvochea escrita por el historiador José Luís Gutiérrez Molina”, 2007

· “Crónica de un revolucionario. Con trazos de la vida de Fermín Salvochea” de Pedro Vallina, 1958

· “Historia de dos Revoluciones Andaluzas” Sevilla, Editoriales Andaluzas Unidas, 1986

· “Constitución Federal de los Cantones Andaluces de 1883” Biblioteca «Creando Pueblo» Jaleo!!! Juventud Andaluza Independentista, 2011

· “Soy ateo, pero muchos que nos votaron tienen el Nazareno tatuado en el pecho” Cádiz Directo 30/07/2015

· “The Birth of Modern Politics in Spain. Democracy, Association and Revolution, 1854-75” Guy Thomson

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