El Manifiesto y la Asamblea de Córdoba de 1919
En el contexto de la intensa conflictividad social y política derivada del llamado trienio bolchevique (1917-1920) que acoge a Europa a raíz de las ideas de Lenin, el regionalismo andaluz describe un significativo avance: evoluciona hacia el nacionalismo.
Al hilo del fin de la I Guerra Mundial y de la Revolución Rusa, el Manifiesto redactado el 1 de enero de 1919, reclama la abolición de los poderes centrales y con ello, la desaparición de la “vieja España” de la mano de “una renovación integral de la vida española”. Andalucía se define así en el marco de la reestructuración post bélica de las naciones de Europa y al hilo de la incipiente Sociedad de Naciones, busca su reconocimiento como territorio culturalmente diferenciado.
De la mano de una autonomía generatriz (de abajo arriba), consecuente con el modelo federal concebido y heredado del siglo pasado, el texto expresa su rechazo al Estado centralista a la vez que afirma la necesidad de una “Andalucía libre”, considerada ésta como una “nacionalidad” sobre la base de que una “común necesidad invita a todos los hijos a luchar juntos por su común redención”. Andalucía no es otra cosa que la voluntad común de sus ciudadanos y de su esfuerzo para salir de siglos de postración.
Se reclama para ello la reforma de la Constitución de manera que los tres poderes: legislativo (“Cámara”), ejecutivo (“Ministros” es decir, Consejo de Gobierno) y judicial (“Tribunal Supremo”) se encuentren integrados en la soberanía de una autonomía andaluza, que debe contar también con una Asamblea de municipios andaluces en el contexto de una federación hispánica de regiones.
Algunas de las reivindicaciones que resultan expuestas son: la “independencia civil y social” de la mujer, justicia e instrucción gratuita, autonomía municipal, la municipalización del valor del suelo, la resolución del problema del hambre en Andalucía…. e invocando a su vez la organización de los andaluces, municipios, partidos y representantes: “Por Andalucía, España y la Humanidad”. “Andaluces: Para esto queremos nuestra libertad; para hacer de Andalucía un pueblo como siempre fue; el más civilizado y feliz de Europa, el cuerpo de ejército más esforzado de los creadores de la civilización o de la vida”.
Esta nueva afirmación nacionalista cuyas aspiraciones, en algunos casos, van por delante de partidos y sindicatos, representa también una apertura desde las tradicionales reivindicaciones relacionadas con el problema de la tierra y el jornalero, hacia otras más coincidentes en su estrategia política con las del movimiento obrero. Por ello, unos y otros coincidirán en no pocos momentos y alternativas. De este modo, en la ciudad de Córdoba en marzo de 1919, durante el segundo encuentro que prosigue y profundiza los aspectos del foro rondeño de un año antes, el nacionalismo andaluz alcanza su mayor énfasis e influencia.
El Manifiesto y la Asamblea de Córdoba de 1919 El Manifiesto y la Asamblea de Córdoba de 1919
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