Música

Blanca Viñas y Sr Chinarro: peligro indefinido

Blanca Viñas y Sr Chinarro: peligro indefinido

Por Rocío Hellín

Se inaugura en Puerto Lumbreras la exposición de fotografía de Blanca Viñas titulada «No sé para qué me desperté» con un concierto íntimo a cargo del Sr. Chinarro, que mucho tiene que ver en este trabajo de la catalana y que aterrizó en el taller mecánico de Emilio Jesús Cayuela para quedarse hasta el 4 de noviembre.

Suena raro ¿verdad? imaginar un taller de coches convertido en sala cultural por una noche. Pero fue así. Allí se reunieron curiosos, amantes de la cultura, artistas y sobre todo amigos para apoyar esta nueva iniciativa de Miguel Ángel Cayuela.

Blanca Viñas es tímida, se le nota desde lejos, y a la gente de pueblo no se le puede engañar. Lleva seis años realizando trabajos… no sé exactamente como surgió la idea, pero es atractiva. Las fotografías expuestas están realizadas con cámara analógica; sin adornos ni retoques, dos disparos en un fotograma, así a bocajarro. Y para paliar los daños cada ilustración está acompañada por una frase del mundo de Antonio Luque (Sr. Chinarro), sus canciones, su historia. Qué pedazo de historia. Una pareja artística, así me gusta decirlo a mí.

chinarro expo en directo

Se ilumina el escenario montado entre los elevadores, con el olor propio de un taller, de años de trabajo que pasan de generación en generación; Sr. Chinarro se sube con su guitarra, así, como desprotegido, solitario. Charla entre tema y tema, ameno y excéntrico como es él. Nos canta, se canta. Detrás de él dos señas de identidad que nos indican esas grandes premisas que no hay que olvidar: un reloj que nos marca el tiempo, un tiempo que pasa; y un calendario para saber, que hoy quizá no es un día cualquiera.

También una fotografía de Blanca nos avisa «Se acabó la charla, todo acaba, solo quedará el calor, qué calor«. En eso estamos, en escuchar a Antonio Luque, que publicará su próximo trabajo de estudio, Perspectiva caballera, el próximo 7 de octubre.

Estoy escribiendo en una mesa de mecánico, entre llaves, colas, grapas, tarjetas, matrículas y sierras. Igual me he manchado, poco importa. Busco a Blanca que se escurre como uno de los besugos de Luque, camuflada entre la gente como una más. Sonríe, cree que a los invitados le ha gustado su trabajo. Y no se equivoca. Imagino que se suelta detrás de un objetivo mientras nos trae su mirada llena de mapas, paisajes, ciudades, momentos pequeños, caminos que nos conducen a donde ella nos quiera llevar o donde nosotros queramos ir… eso es lo que nos ha traído a Puerto Lumbreras.

Observo su obra y pienso en la capacidad de ser capaz. Hoy parecemos hasta civilizados. No sé hasta cuándo durará. Nos cuenta Sr. Chinarro que soñó una noche que Murcia desaparecía… es cuando yo pulsé el botón rojo y me dormí justo en tres segundos, como él quería.

Hasta la próxima.

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