Fernanda y Bernarda: superhermanas
Aunque lo merezcan por su importancia y trascendencia, no vamos a hablar hoy de Santa Justa ni Rufina, aquellas hermanas que ayudaban al prójimo en los tiempos romanos de Hispalis. Tampoco trataremos de las Bolena, que tantos quebraderos de cabeza dieron al mismísimo Enrique VIII o de las hermanas Mirabal, tan necesarias en la historia del pueblo dominicano.
Podríamos hablar quizás de las hermanas Estefanía y Elvira Nazareno, fundadoras de la ciudad de Dos Hermanas pero nuestro post de Imprescindibles va dedicado a las hermanas Jiménez Peña, naturales de Utrera. La Fernanda y la Bernarda.
Voces rotas y gitanas, llenas de flamencura. Imperecederas. Inconfundibles.
Porque para que se nos rompa el amor de tanto usarlo es necesario saber de la Bernarda por bulerías o de la Fernanda por soleá.
Juntas desde, por y para siempre, debutaron de la mano del maestro Antonio Mairena y se comieron el mundo a base de jondura y sentimiento.
Medalla de Oro al Mérito en Las Bellas Artes y Premio Nacional de Cante de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, estas nietas del Pinini tienen sello propio, conocimiento y vivencias que trasmiten en su cante, lleno de corazón y sensibilidad.
Así son las hermanas de Utrera y del Flamenco. La Fernanda y la Bernarda.
Cante en vena, sin aditivos.
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