La noche que el diablo visitó Sevilla-Este
Hoy he pasado por el túnel
y los escalones
donde encharcó mi hombro un ángel
por hombres que no le querían.
Parpadeaba la luz del parking
que a su lado guarda
la revolución industrial que pintó de gris el cielo
un principio de rascacielos
y el apoteosis consumista.
Y yo vomitaba,
vomitaba humo,
vomitaba un cáncer futuro
y la ocasión perdida.
Moreras del barrio de los barrios
que gusanos alimenta.
Si supiera el mundo que la luna parpadea
como la luz del parking. ¿Para qué una luz
si el barrio está dormido?
Si no hay un alma que se pregunte
por qué la luna no se fija
como los faros y otros signos de bondad.
Moreras cayendo
contra el suelo cuadrado,
cuadriculada centella,
centelleada ruleta de asfalto,
y las uñas encarnadas
en un escalón de barro.
Entre dos bares
el sucio y el guarro
ángeles de amor podrido
llorando escupitajos.
Sólo yo vigilo,
sólo yo camino.
La luna es toda mía,
el ángel ahora me pertenece
de su bondad me alimento
cubrí la luz del parking con moreras
y ya no hay dios que me moleste.
Y vomito en paz mis humos,
mis cánceres futuros.
diablo visitó Sevilla-Este
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