Asamblea de Andalucía
Desde primeras horas de la mañana, un manto de niebla se había apoderado de las riberas del Guadalquivir. Parecía como si el rio quisiera proteger de miradas indiscretas como cómplice voluntario del extraño laberinto que protegía el lugar de la cita en el entramado de callejuelas del centro de Córdoba.
En los sótanos de un mercado social, la tapadera, con la escenografía propia de la clandestinidad, de la lucha antifranquista, más de doscientos personas fueron bajando, cada uno con su silla, hasta el lugar de la extraña reunión.
Desde Almería o Huelva, de Sevilla o Granada, de pueblos o asociaciones, poco a poco el salón presidido por una bandera andaluza sin ninguna sigla, se fue poblando de un multicolor mosaico de asistentes. Jóvenes, mujeres, mayores, catedráticos y jornaleros, periodistas , campesinos o estudiantes, andaluces de Málaga o emigrantes en Barcelona, profesores, escritores o trabajadores del metal. Portavoces de asociaciones culturales o delegados sindicales del SAT o USTEA pero todos con una idea común en la diversidad: Crear la Asamblea de Andalucía.
Todos al reclamo de un manifiesto que señala la especial intensidad que se da en nuestra tierra de los efectos de la crisis así como de la manifiesta incapacidad de los partidos e instituciones andaluzas para hacer frente a la dramática situación que padecen los hombres y mujeres de nuestra tierra. La imperiosa necesidad de que los andaluces de doten a ellos mismos de los instrumentos necesarios que devuelva el poder a este pueblo maniatado por los niveles socioeconómicos más sangrantes de todo el estado y una clase política empeñada en asentar esta situación o en poner parches para sostener un edificio que se muestra incapaz de albergar los derechos de la nación andaluza. De los hombres y mujeres de Andalucía.
Viejos conocidos de la creación del SOC, veteranos militantes del movimiento nacionalista andaluz, militantes de partidos en los que no han dejado de sentirse como inquilinos, se saludan con militantes del movimiento de Stop Desahucios, del 15 M o de militantes por una cultura andaluza que han utilizado sus asociaciones culturales como islas donde lo andaluz alcanza su verdadero sentido libertador.
Los grupos de trabajo debaten sobre análisis político, economía, territorialidad, cultura, organización,… En las tabernas y bares de la Plaza de la Corredera prosiguen los debates en corrillos a la hora de comer. Alejado del clima de crispación de las reuniones de los partidos políticos donde se deciden esquemas de poder, los primeros participantes en el encuentro de creación de la Asamblea de Andalucía señalan unos mínimos para ponerse a trabajar. Seremos lo que seamos capaces de hacer y Andalucía necesita muchos esfuerzos compartidos. La lucha será nuestra verdadera seña de identidad. No valen proclamas encendidas que esconden viejos comportamientos, no vale construir un edificio sobre vigas podridas fruto de naufragios ideológicos o corrupciones más o menos encubiertas.
El himno de Andalucía cantado por todos al final del acto no es una despedida, señala un compromiso para que en el próximo encuentro sean más los andaluces y andaluzas a los que el hastío no lleve a la desesperanza sino a unir sus fuerzas por esta tierra.
También te puede interesar...
- ¿Puede existir España sin Andalucía? - enero, 2017
- Soberanía y dignidad - marzo, 2016
- Diamantino; compromiso y organización - febrero, 2016
