Existen efemérides en el devenir de los pueblos que nos refieren hechos para comprender nuestra Historia presente. Para darnos cuenta de lo que hemos sido, somos y seremos como pueblo andaluz. Por entonces, casi sin darnos cuenta había comenzado la Transición. Éramos todos más jóvenes y corrían nuevos aires para una democracia que aún se antojaría difícil. Comenzábamos a dejar atrás un largo y belicoso paréntesis, del que una dolorosa insurrección militar había sido sólo el principio.
Fue cuando los diputados constituyentes iniciaban el consenso para redactar la Constitución. Por iniciativa de la asociación sevillana Averrores se fue conformando desde el mes de septiembre de 1977, una coordinadora de la fuerzas políticas que llamó a los andaluces y andaluzas a expresar en la calle su convicción en favor de una autonomía. Sorprendimos a las fuerzas políticas del momento; pocos habían pensado en andaluz y, rompiendo tópicos, nos hicimos valer como pueblo. Sacamos nota en aquel pórtico de nuestra Transición. Sangre a los andaluces nos costó la fecha en Málaga. Aún está vivo y presente Manuel José García Caparrós.
Era evidente que la autonomía, por si sola, sería incapaz de resolver todos nuestros problemas como andaluces. Se trata sólo un instrumento que nos compromete como pueblo, nunca de una panacea. Sin embargo, resulta un paso decisivo e indisoluble a esta democracia que nos empeñamos en hacer crecer dándole el sitio que se merece entre golpismo, terrorismo y centralismo. Así lo entendimos en 1977 más de un millón y medio de andaluces aquel 4 de diciembre cuando por las nueve provincias, y digo bien porque pienso en la emigración, salimos a la calle para reivindicar un autogobierno político, porque nos sentíamos con ilusión como para ser capaces de asumir el mismo reto que otras comunidades. Entre otras razones, porque no nos faltaba, -ni nos falta- historia, cultura, y personalidad. Andalucía por sí,… dice nuestro himno y muy claro que lo entendimos entonces. Comenzaba un largo camino para el pueblo andaluz hasta llegar a lograr una autonomía sin recortes, la cual haría trozos el sistema vertebrador de territorios que los padres de la Constitución habían decidido: sólo a Cataluña y País Vasco.
Aquel primer Día de Andalucía comenzaba nuestra singular transición andaluza a la democracia. Con gritos y consignas, quinientos mil manifestantes en Sevilla, ciento cincuenta mil en Málaga, cien mil en Granada, ochenta mil en Huelva y Córdoba, setenta mil en Cádiz, sesenta mil en Jaén,…; todos ellos, con cientos de miles de banderas verdes, blancas y verdes, gritaban consignas contra el paro, a favor de la educación gratuita…, y como no, reclamando una autonomía que se nos fue de la mano por causa del golpe faccioso de 1936. Noventa y dos años hubiese tenido Blas Infante entonces, cuando nosotros empezábamos a descubrirlo
Movilización comparable, para quien no lo viviera a la sensibilidad y a la profusión de espontáneas manifestaciones que el espíritu de Ermua generó después del asesinato de Miguel Angel Blanco. Toda Andalucía en la calle, y lo que es mejor, reivindicando una salida común y solidaria a nuestros problemas decimonónicos. Todos somos hermanos de una misma madre. Símbolos, esperanza, sudores, alegría como no podría faltar,… y también prohibiciones y muertes. No toda Andalucía pudo reivindicar en paz. Serios incidentes hubo en Huelva, Córdoba, Sevilla, y Málaga. Pero sobre todo, en ésta última, nuestra hermana mediterránea, una bala acababa con la vida de un joven por el sólo delito de salir a la calle para celebrar su condición de andaluz. Las Cortes abrieron una investigación pero sólo pudieron certificar que la policía debía democratizarse. Aún hoy, nadie ha sido condenado por un flagrante delito, y al que en este 2013 se le quiere dar tierra homenajeándolo al mismo nivel de cierta Duquesa rosa que no procede ni nombrar. Nuestra autonomía, a diferencia de otras, ha sido conquistada por un pueblo, nunca decretada desde arriba por el poder. Superamos el tópico de la despreocupación y el folklore mal entendido, para echarnos a la calle y afirmarnos con identidad propia en el conjunto de los pueblos del Estado.
La sorpresa fue mayúscula. Los andaluces y andaluzas desconcertaban y, a la vez, superaban el quehacer de los políticos convencionales. Aprobábamos con buena nota una primera prueba sobre el grado interés. La emergente conciencia autonómica de los andaluces se abría paso hacia un proceso autonómico por la vía y el nivel competencial máximo: del artículo 151 de la Constitución. Hasta tal punto, que sin el 4 de diciembre de 1977, es imposible entender el triunfo político –que no jurídico- del 28 de febrero de 1980.
Aquel 4 de diciembre como primer Día de Andalucía, no podíamos ser ni más ni menos que nadie, sencillamente afirmábamos nuestra diferencia y reclamamos juntos capacidad para dotarnos de autogobierno político. Sin dejar de mirar el futuro recordar el pasado la fecha nos ayuda a seguir caminando. Nos permite darnos cuenta de lo que hemos sido, somos y seremos como pueblo. Aquello fue un dulce recuerdo de juventud pero que me resisto en convertir en pasado. Los argumentos del pasado siguen más presentes que nunca.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA (Para leer y regalar)
* BURGOS, R., La muerte de García Caparrós…, Málaga, Airón Ediciones, 2007.
* DIAZ ARRIAZA, J. y RUIZ ROMERO, M., El proceso autonómico de Andalucía durante la II República, Sevilla, Fundación Blas Infante, 1991.
* GUTIER, TOMAS, Con permiso. Viva Andalucía Libre, Córdoba, Almuzara, 2005.
* HIJANO del RÍO, M. y RUIZ ROMERO, M., El Ideal Andaluz en la II República. La Asamblea Regional Andaluza de 1933, Sevilla, Fundación Blas Infante, 1995.
— Documentos para la historia de la autonomía andaluza (1882-1982), Málaga, Sarriá, 2001.
* INIESTA COULLAUT‑VALERA, E., España o las Españas. Debate con Blas Infante, Granada, Comares, 1998.
— Blas Infante. Toda su verdad, (Vol. I, Sevilla, Comares/Consejería de Relaciones con el Parlamento, 2000); (Vol. II, Granada, Atrio s.l., 2003); (Vol. III, Almuzara, 2007).
* RUIZ ROMERO, M., Política y Administración Pública en el primer Gobierno Preautonómico de Andalucía., Sevilla, Instituto Andaluz para la Administración Pública, 2000.
— El referéndum para la ratificación autonómica de Andalucía: el 28F como batalla mediática, Sevilla CentrA, 2004.
— La conquista de la autonomía andaluza (1975-1982), Sevilla, IAAP, 2005.
También te puede interesar...
- El franquismo que habita entre nosotros - febrero, 2021
- Blas Infante: un laicista masón al que quieren hacer musulmán - octubre, 2020
- Blas Infante sobre el Complot de Tablada - noviembre, 2016
