Caparrós: Una historia inacabada
Por Juan de Dios Mellado.
Treinta y cinco años después se desconoce de forma oficial quien asesinó a García Caparrós. La Transición Democrática fue la perfecta tapadera para que la investigación encallara. La investigación policial fue un desastre, la comisión parlamentaria, una tomadura de pelo, la instrucción sumarial, un monumento a la ineficacia, all poco interés, con pruebas que se perdían un día sí y otro también. Ni el Gobierno (Rodolfo Martín Villa), ni la oposición socialista tenían interés en levantar la liebre y apuntar al policía que había disparado. Yo estaba allí. Vi las pistolas en la mano de policías, sentí los disparos sobrevolando mi cabeza, con mi cuerpo a tierra en el puente de Tetuán y cerca de mí, diputados de la UCD (Francisco de la Torre e Ignacio Huelin) pidiendo a la policía que se calmara. Y casi de la mano, Manolo Ruiz, militante comunista y el cura rojo de Cártama incapaces de entender el porqué de los disparos, el porqué de la muerte de Caparrós. El diputado socialista, Carlos Sanjuan fue zarandeado por la policía cuando en el Gobierno Civil pedía explicaciones y el porqué de la actitud de la policía. El gobernador Enrique Riverola no supo darle explicación alguna por la sencilla razón de que no sabía nada. Entonces, ¿quién era el que daba órdenes? El comisario jefe, Francisco Durán, nada le había dicho, quizás porque vivía en la inopia.
Así lo declaré ante el juez y hasta describí con todo detalle lo que vi y quien disparó. No fui tenido en cuenta y tampoco fui llamado a declarar en la comisión abierta. Había que echar tierra y dejar la sangre en el olvido. No fue así, porque cuatro periodistas que habíamos vivido en primera fila todo lo sucedido en la mañana brumosa del 4 de diciembre escribimos el libro “Morir por Andalucía”, con la firma de Rafael Rodríguez Guerrero, Juan Barber, Rafael Salas, Vicente Almenara, bajo mi coordinación. Un libro escrito a flor de piel, doloroso, como reportaje vivo, con momentos estremecedores. El libro tuvo que ser impreso en Barcelona porque en Andalucía nadie lo quiso hacer. Tiempo de miedos.
Y así, con 35 años a la espalda, seguimos en la lucha de quienes pensamos que Caparrós no murió en vano, pero que aún estamos queriendo saber quien fue la mano criminal que disparó. Diego Valderas, secretario general de Izquierda Unida (IU) no quiere que se olvide lo que representó el 4 de Diciembre para la comunidad andaluza y más en estos momentos cuando desde la derecha caciquil se quiere enterrar o, como ahora se dice, modular el estado de las autonomías pero a las palabras y a los deseos habría que pasar a la acción. Hay muchas formas de hacerlo y una de ellas es revitalizar el espíritu del 4 de Diciembre, si quiera sea por el recuerdo de la sangre derramada, la de Caparrós.
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