Memoria del 4D: Isidoro Moreno y Manuel Clavero
En secretOlivo queremos compartir un pequeño ejercicio de memoria andalucista, hemos pedido a el cual le pediremos a varios de nuestros colaboradores y amigos que hagan memoria de aquellos días, queremos descubrir su significado a través de algunos de sus protagonistas. No estarán todos los que son pero si serán todos los que están.
Comenzamos esta serie con Manuel Clavero e Isidoro Moreno, que nos cuentan dónde estuvieron ese día, y qué significó para ellos.
Manuel Clavero: «El 4 de diciembre estaba en Sevilla, donde vine de Madrid con motivo de la manifestación y para iniciar las negociaciones de la preautonomía que iniciamos en el Gobierno Civil. Fue una manifestación grandiosa y bien organizada, como lo fueron las que se organizaron en las ocho capitales de provincias andaluzas. Su número impresionó en Madrid, donde creían que en Andalucía no había inquietud autonómica. Si el 28 de febrero el pueblo se volcó en las urnas, el 4 de diciembre el pueblo se volcó pacíficamente en las calles andaluzas. Fue el 4 de diciembre un paso importante para conseguir la autonomía plena. Con motivo de la manifestación de Málaga, murió García Caparros, que siempre debemos tener presente, especialmente el 4 de diciembre.»
Manuel Clavero fue diputado en las elecciones de junio de 1977 y fue elegido como Ministro Adjunto para las Regiones y en 1979 Ministro de Cultura y presidente de la UCD andaluza. Dimitió de su cargo y salió de la UCD por no estar de acuerdo con la postura del partido sobre la autonomía andaluza en 1980.
Isidoro Moreno: «El 4 de diciembre de 1977 estuve en Sevilla, en la pancarta de la cabecera de la manifestación en representación de mi partido, el Partido del Trabajo, del que días después, en el primer congreso tras la legalización, fui elegido secretario general de Andalucía. En esa mañana plomiza de domingo de diciembre tenía ante mí la bandera cedida por la familia de Blas Infante, llevada por varios niños y niñas. En la cabecera, los rostros conocidos de líderes políticos de entonces, la mayoría de los cuales, cuando fue cantado el himno en la Plaza Nueva, no sabían su letra. Como más tarde se demostraría, no pocos de ellos estaban allí por oportunismo o por estrictos intereses partidistas. Cuando, días antes, se comprobó que la sociedad sevillana –y andaluza en general, incluida la Andalucía emigrante- se había movilizado, e incluso sobrepasado a los partidos, todos se apresuraron a salir en la foto. Detrás, doscientas mil personas en un mar de banderas andaluzas y de pancartas reivindicativas, muchas de ellas hechas a mano, por familias, grupos de vecinos y gente no organizada. Fue una fiesta de todas las edades, en la que los andaluces reafirmamos que además de identidad cultural e identidad histórica teníamos también identidad política y exigíamos autogobernarnos, tener una autonomía con instrumentos para encarar nuestros más graves problemas y resolverlos.
Por una parte significó, uno de los días más emocionantes de mi vida, viendo a nuestra gente movilizada en la defensa de nuestra tierra y sintiéndose pueblo. Por otra, tras la noticia del asesinato de Manuel José García Caparrós en la manifestación de Málaga, un día de tristeza y de rabia. Y también de comprobación de que nada iba a ser fácil a pesar del clamor popular. Y no sólo porque las fuerzas represivas y los aparatos del fraquismo seguían vigentes sino porque de ser Andalucía el más grave problema social de los existentes en el Estado (se estaban produciendo ocupaciones de fincas, el movimiento obrero era potente…) podía pasar a ser también un muy importante problema político si el sentimiento andaluz se convertía en conciencia política.»
Isidoro Moreno es catedrático en Antropología por la Universidad de Sevilla y miembro de la Asamblea de Andalucía.
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