Cambia tu manera de actuar
«Si el #15M cambió tu forma de pensar, que el #12M cambie tu manera de actuar.»
Pablo Gallego
El #15M fue espectacular. Entrar en aquella plaza masificada, abigarrada, era abrir la puerta a un universo de energía renovada. Las asambleas destilaban fuerza y ganas de cambio. Sentimos, por primera vez en mucho tiempo, que no estábamos solos. Soñamos que, esta vez sí, íbamos a cambiarlo todo.
Aquellos días reafirmamos nuestra convicción en que el individualismo no es una condición inherente al ser humano, sino una imposición de la educación derivada del sistema en el que nacimos.
Sentimos la alegría inconmensurable que provocaba escuchar hablar de política en la calle sin tapujos, sin etiquetas. Escuchar voces libres, solidarias y comprometidas, que reclamaban sus derechos y los de sus conciudadanos. Aprendimos.
Muchos pensamos entonces que todo iba a cambiar, pero lamentablemente, no fue así.
La situación sociopolítica y económica de nuestro país es aún peor que hace 12 meses. El gobierno del PSOE, con el apoyo del PP, reformó la Constitución Española, un 26 de agosto, para limitar la inversión pública. Sin celebrar un referéndum. Prácticamente a escondidas.
El 15 de octubre más de 800 ciudades salieron de nuevo a la calle en todo el mundo, bajo el lema United for a Global Change, para exigir a sus gobiernos que volvieran la vista hacia los ciudadanos a los que se deben y dejaran de tomar decisiones en función de los intereses de unos pocos. Europa respondió con recortes a las estructuras públicas de los Estados e incluso con derrocamientos de los gobiernos elegidos en las urnas. En España, entre otras cosas, se ha aprobado una reforma laboral que nos hace retroceder varias décadas en materia de derechos laborales y que no va a generar empleo; se han recortado las inversiones en la sanidad y la educación públicas, y aumentado el impuesto del IRPF. Todas estas medidas se han aplicado bajo el mentiroso pretexto de que no hay alternativa.
Empezamos a vernos tentados de caer en la frustración, se nos ha privado de lo que esperábamos. Se nos está robando la esperanza que contagiamos el #15O a un mundo que vive un cambio de era. La indignación se transforma en ira.
Entre tanto, el gobierno actual amenaza con que la resistencia pacífica sea considerada un delito penal. Dudo que pretenda que tengamos miedo. No. Seguramente busque el efecto contrario.
Pensadlo fríamente: pasado un año en el que no se han cristalizado nuestros anhelos, el gobierno pretende que el desencanto y la desesperación nos lleven a plantearnos que tal vez debamos utilizar acciones violentas. Equiparando las consecuencias de la protesta pacífica a las de la violencia callejera, nos están provocando.
Quieren que la imagen que dé la vuelta al mundo sea la de los cristales rotos y los contenedores de basura en llamas. Quieren que, como en las revueltas de Londres o en las de Grecia, se deje de hablar de la problemática real para tacharnos de energúmenos sin argumentos. De antisistemas sin discurso. No lo somos.
Saben perfectamente que generar esa imagen de «guerrilla urbana» es la mejor manera de hacernos perder el apoyo de los ciudadanos.
No debemos seguir ese juego. Además de poco pragmático, por las razones que explicaba más arriba, la violencia es un camino tremendamente peligroso. Es un pretexto para que las brigadas antidisturbios disuelvan nuestras protestas a golpe de pelotazo. El miedo es una razón de peso para que las familias decidan más adelante no salir a la calle a mostrar su desesperación. A gritar contra unas políticas que cada día dificultan más su supervivencia.
Existen policías infiltrados en las manifestaciones cuyo objetivo es reventarlas. Sí. Sin embargo, estoy profundamente convencido de que, lejos de ceder ante las provocaciones, debemos frenar esos conatos de violencia. Evitarla a toda costa es la única manera de conseguir abrirnos un camino hacia el cambio real.
Recordad: “No hay camino para la democracia real, la democracia real es el camino”, ejerzámosla y actuemos.
Pablo Gallego es miembro y uno de los impulsores de Democracia Real Ya
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