Música

Yo, poeta decadente

Yo, poeta decadente

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente…,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía…

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía… No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

Así dice El Mal poema de Manuel Machado, admirado por Juan Ramón quien con cierta guasa, cuando le preguntaban por Antonio Machado preguntaba: ¿El hermano de Manuel?. El hermano de Antonio continuó en parte la tarea de su padre, Demófilo, como divulgador y renovador de la cultura andaluza, llamada folclore andaluz, y el cante jondo. La mayor parte de su poesía es perfecta para cantar copla, arrancarse por seguirillas y soleares o soleariyas, género de su invención. Enrique Morente cantó esta parte del poema como zambra para piano y orquesta. Una maravilla.

Los Evangelistas lo hacen suyo y con la colaboración de Soleá Morente bordan una versión magistral cuya primera parte recicanta Antonio Arias con coros de Jota, que sirven de enganche con la sensual voz de la menor de los Morente que hace fluir la copla de Luis Rius que cierra el tema entre la contundencia de Erik, los teclados de JJ Machuca y la guitarras punzantes de Floren.

Hasta los raíles del tren
me hacen llorar,
tan cerca el uno del otro,
cómo quisieran, quisieran…
se alargan
y no se pueden juntar.

Tono Cano
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