Rescatar la memoria íntegra de Blas Infante

Estatua a Blas Infante en el km4 de la carretera de Carmona. Foto de Tono Cano / SecretOlivo
La muerte definitiva es el olvido.
Es deber urgente de la democracia declarar la nulidad de la sentencia que condenó a muerte a este andaluz universal … ¡Una vez ya asesinado!
Son sucesos siniestros e inadmisibles que no podemos seguir sin resolver, sin restablecer la dignidad redonda que su preclara figura y trayectoria merecen.
Tenía 51 años cuando el ilustre malagueño enamorado de Andalucía –“Andaluces, levantaos”, escribió en su Himno- fue abatido por el fascismo, pero las semillas estaban plantadas y han germinado. Fue sembrador infatigable de amaneceres luminosos para Andalucía y para el mundo entero. “Mi nacionalismo, antes que andaluz es humano”, había proclamado desde el inicio de su lúcida y comprometida actuación en favor de la gente.
Tanto el Parlamento de Andalucía como el Congreso de los Diputados le otorgaron el título de “Padre de la Patria Andaluza”.
Era polifacético: notario, escritor, antropólogo, musicólogo… y, sobre todo, apasionado político e ideólogo en favor del federalismo y del andalucismo.
Estudió Derecho (1900-1906) “por libre” en la Universidad de Granada, al tiempo que trabajaba como ayudante en el Juzgado de Casares, su ciudad natal. “Tengo clavada en la conciencia la vida de los jornaleros andaluces… paseando su hambre por las calles de mi pueblo”. Esta impresión dirigió muchos de sus pasos posteriores…
En Ideal Andaluz (1915), defiende la identidad andaluza y propone soluciones concretas a los problemas de su tierra. A propuesta suya, en la Asamblea de Ronda, celebrada en 1918, se adoptaron las “insignias de Andalucía”: la bandera verdiblanca y el escudo con Hércules.
Después de una intensa actividad política desde la proclamación de la República, el Movimiento Andalucista cobró fuerzas con la victoria del Frente Popular en 1936… y el 5 de julio, pocos días antes del golpe militar que inició la Guerra Civil, Blas Infante fue aclamado en la Asamblea de Sevilla como Presidente de Honor de la futura Junta Regional de Andalucía…
Pero pronto se truncaron perspectivas tan afanosamente alcanzadas: varios miembros de la Falange le detuvieron en su casa de Coria del Río –como sucedió en Granada con Federico García Lorca- y fue fusilado acto seguido sin juicio ni sentencia, junto a otros dos detenidos, el 11 de agosto de 1936 en el km. 4 de la carretera de Sevilla a Carmona…
También en el camino, como a Federico… “Caminito de Víznar mataron a un ruiseñor porque quería cantar”…
No sabían quienes así actuaban que el canto de ambos tendría eco en todo el mundo.
Cuatro años más tarde, el Tribunal de Responsabilidades Políticas creado después de la guerra -¡qué vergüenza!- le condenó a muerte e impuso una multa económica a sus herederos.
Así se procedía, con total arbitrariedad e incongruencia, intentando borrar lo ya indeleble.
Como Presidente de la Comisión Internacional contra la Pena de Muerte, como español, catalán y ciudadano del mundo, como Hijo Adoptivo de Andalucía requiero a las autoridades competentes para que de forma urgente se declare la nulidad, la improcedencia y la culpabilidad de actos tan horrendos.
Hace 75 años segaron la vida de Blas Infante… Hoy es referencia de vida para todos.
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