Espacios naturales

Doñana: el nacimiento de la ecología en España

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Doñana: el nacimiento de la ecología en España

Tras la derrota republicana en la Guerra Civil, el dictador redujo a la mitad los claustros de las doce universidades existentes y suprimió la Institución Libre de Enseñanza. Asimismo, constituyó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas con José María Albareda Herrera (1902-1966) como secretario general. Al frente de la institución, tratará de recomponer la investigación durante el periodo difícil de opresión política y penuria económica. (García Novo F., 2009, La implantación de la Ecología en España).

Prohijado por Albareda, Ramón Margalef, un agente de seguros catalán, consigue una beca para cursar Ciencias Naturales. Investigador con gran proyección internacional, sirve como ejemplo a seguir por Francisco Bernis y José Antonio Valverde, los artífices de la existencia del Parque Nacional y Estación Biológica de Doñana.

Hasta entonces, el coto era conocido como un cazadero al que acudían anualmente Alfonso XIII y, posteriormente, los prohombres del franquismo, entre ellos  Don Luis.

Bernis y Valverde comienzan un proyecto de anillamiento de garzas en el coto a principios de los cincuenta, que entra en colisión con los intereses del copropietario del lugar, Manuel González Gordon, empeñado en repoblar la zona con eucaliptos y drenar las marismas para dedicarlas al cultivo.

Esta lucha de intereses culmina con un informe elevado a la jefatura del Estado en el que Bernis propone la creación de un parque nacional en la zona y evitar las plantaciones de eucaliptos, algo que materializará Valverde años después. Paralizado el proyecto de plantación, comienzan las expediciones internacionales al coto. Doñana sustituirá a la Albufera de Valencia como el humedal de referencia en España.

Valverde busca fondos y en Londres, en 1961, se crea una fundación, World Wildlife Fund (WWF), que reunió una cantidad que, sumada a otra equivalente del Gobierno español, permitió en 1964 adquirir 6,974 hectáreas de dunas, matorral y algo de marisma. Estas pasaron a constituir la Reserva Biológica de Doñana, luego Estación Biológica de Doñana, germen de un centro de biología animal, que en la actualidad es de importancia mundial. El Parque Nacional se crea bajo la inspiración de Valverde en 1969 en torno a la Reserva.

Incluso se llegaron a impulsar colectas económicas en varios países nórdicos, bajo el lema “Doñana: el nacimiento de la ecología en España”, para salvar el parque de los seguidores de las pautas depredadoras de los bolines de turno en las costas andaluzas.

Al frente de la Reserva y del Parque de Doñana, se consolida con la incorporación de la Marisma de Hinojos y crea la Reserva de las Nuevas (1973) y los nuevos laboratorios. Tras la muerte de Franco, una nueva generación de técnicos se incorporan al parque, ampliado sus dominios a las 108 hectáreas actuales, rodeándolo de preparques de protección y limitando la expansión urbanística y agrícola.

¿Y Don Luis? Pues al margen de su presencia periódica en el coto, su legado culmina con el bautismo con su nombre de uno de los laboratorios de la Reserva, fruto de una generosa donación que realizó su viuda. Doñana, patrimonio de la humanidad, debe su existencia, además del esfuerzo de sus promotores, a las donaciones privadas -como la compra y donación de la finca Las Nuevas del italiano Leo Biaggi-, a las compras de WWF (Reserva del Guadiamar) y a la colaboración de científicos e investigadores que presionaron a los ministros de turno.

Llegado a este punto, cabe preguntarse hasta qué punto la placa y el nombre del laboratorio responden a méritos anteriores –desgraciadamente, las placas suelen tener su origen en hechos de guerra y, en contadas ocasiones, en hechos de ciencia- o a una voluntad por lavar el pasado.

El final de nuestra vida o el deseo de nuestros deudos a través de un presunto mecenazgo, y no por una dedicación real a la protección de los entornos naturales, parece que es lo que marca la memoria de los españoles y no el conjunto de su obra.

Spain is Different decía el eslogan publicitario para promocionar nuestro turismo en el exterior de Manuel Fraga. O, parafraseando a Antonio Machado, en su poema sobre don Guido: “Murió don Guido, un señor/ de mozo muy jaranero,/ muy galán y algo torero;/ de viejo, gran rezador”. Y esto último es lo que importa. Amén.

Enrique Leite
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